
en un eterno tentempié
comenzaron a rodar las miradas
se estremeció el aire y
las ventanas sudaron
tocaste mis mejillas con tu boca
ladee mi cabeza mientras se escuchaba el gemir de la ciudad
consumiste mi respiración
y tus ojos absorbieron los míos
aislados de todo
del ruido infinito de las calles
de los mensajes en el buzón de voz
de mi corazón raptado en callejuelas que no llevan tu nombre.
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